Lugar son historias en las que vivimos. Y algunos lugares nos gustan más que otros. ¿Por qué?
Yubitza Bermúdez nos cuenta una historia sobre un lugar que ama.
—primero de la serie. Si tienes un lugar que te encanta, envíanos tres párrafos y cuatro fotos y lo compartiremos.
POR QUE AMO LA CAMPANA?
Palmar Ocoa del Parque nacional La Campana se encuentra en la región de Valparaíso, en la cordillera de la costa, en la provincia de Quillota, entre las comunas de Hijuelas y Olmué.
Su ubicación geográfica en la cordillera de la costa central y el clima mediterraneo templado brindan las condiciones que favorecen a la biodiversidad presente en el parque nacional. Mencionar que pertenece a uno de los hotspots de biodiversidad en el mundo, con sus 8000 ha de protección se ha logrado conservar desde 1967 como un espacio bio-geográfico relevante.
Personalmente, el palmar de Ocoa es mi lugar favorito para visitar en la región de Valparaíso, ya que concentra importante variedad de especies del bosque esclerofilo, donde se puede apreciar especies esclerofilas higrófilas en las laderas norte con dirección sur, y especies xerófilas en las laderas sur con dirección norte.
Sin embargo, es en los valles donde se concentran principalmente las poblaciones de palmas chilenas, en las subcuencas El cuarzo y El Amasijo. En esta última se encuentra uno de los palmares más densos del parque. Se pueden admirar las palmas con diversas alturas que han de hacer sentir a cualquier ser vivo pequeño, diminuto y pasmado en su inmensidad. Sus hojas al moverse con el viento emiten un sonido similar al agua que corre por los ríos.
Por otro lado, mencionar que es un palmar adulto con pocos renuevos; sin embargo, hay un roedor llamado degú que se esfuerza en colectar los cocos de las palmas y esconderlos, pero es un ser olvidadizo. De tal modo, el Degú aporta a la germinación en definitiva es un proliferador de semillas que trabaja constantemente en el constante crecimiento del palmar.
Personalmente, el Palmar de Ocoa es un lugar especial por su majestuosidad, sus olores de la tierra, cocos, hojas, los sonidos y el hogar que brinda a todos esos seres pequeños que le rodean tales como el Degú, lagartijas, arañas, mariposas y los silenciosos zorros. Nunca deja de sorprender, ya sea desde el mirador en el portezuelo o por la parte baja en El Amasijo.