Biocitizen es una escuela que se especializa en Filosofía Ambiental de Campo (FEP), ofreciendo programas de educación al aire libre para estudiantes entre 6 – 16 años en la ciudades de Viña del Mar, Concón y alrededores. Nuestro objetivo es ayudar a los estudiantes a explorar, percibir y comprender los ecosistemas que habitan de manera divertida, llevándolos a ser embajadores de la Naturaleza.
La Filosofía Ambiental de Campo (FEP) es una pedagogía que lleva a los estudiantes al aire libre para investigar lo que les rodea de manera física, activa y experiencial. Lo que descubren es que el entorno está vivo, de que hay cientos de especies que coexisten en los ecosistemas que exploramos y que sus propias vidas están interrelacionadas con todos esos cohabitantes y flujos de energía.
Cuando los estudiantes aprenden, a través de la experiencia, cómo son construidos por la Naturaleza, se sienten llamados a cuidarla, reflejándose en actos de cuidado, respeto y amor, porque han aprendido que ellos mismos son parte de la Naturaleza.
Nuestros días son divertidos y activos, y están diseñados para “conectar” al estudiante con la Naturaleza, al ponerlo en contacto directo y participativo con los ecosistemas, las infraestructuras y las historias que lo rodean.
Las actividades esenciales de Filosofía Ambiental de Campo son interactuar con nuestro entorno y leerlo. Este compromiso ambiental aumenta las habilidades de percepción de nuestros estudiantes, estimula su investigación crítica e inspira la imaginación creativa. Caminar en la naturaleza contrarresta directamente los efectos del “trastorno por déficit de la naturaleza” y lleva a los estudiantes a sus límites cognitivos, intelectuales y físicos. Es allí, en esos bordes, donde se puede encontrar el crecimiento.
Asombro – a través de la relación directa y experiencial con los ecosistemas, sus especies y relaciones, los estudiantes experimentan el asombro: la emocionante alegría de observar y explorar las maravillas de la Naturaleza
Conexión: cuando el análisis ecológico se suma a nuestro momento de asombro, los alumnos conectan su propia salud y disfrute con la salud de los ecosistemas. De este modo, la inmersión biótica revela cómo estamos constituidos por nuestro entorno y como este se expresarse a través de nosotros.
Conservación – Cuando se establece esta conexión, la ética de la autopreservación se extiende más allá del individuo, llegando hacia la comunidad biótica, hacia la Ética de la Tierra. Entonces somos capaces de responder a nuestro llamado natural de cuidar los ecosistemas que nos sostienen a través de acciones de cuidado, respeto y protección de la Naturaleza.
A través de los programas FEP, nuestros alumnos amplían su conciencia de sí mismos hacia el exterior, hacia los demás organismos vivos que hacen posible nuestra vida. Aprenden sobre conservación -el cuidado sustentable de los lugares- al tiempo que profundizan sus conexiones con estos espacios naturales a través de experiencias significativas de asombro. Eso es ser un Biocitizen.
La palabra “biocitizen” es una contracción de “ciudadano biótico”, un término que Aldo Leopold (1887-1948) usó en su libro “A Sand County Almanac”. Leopold fue uno de los primeros administradores de vida silvestre de nuestra nación (EEUU) , cofundó la Wilderness Society y es ampliamente reconocido por concebir la “ética de la tierra”:
“Una cosa es correcta cuando tiende a preservar la integridad, la estabilidad y la belleza de la comunidad biótica. Esta mal cuando tiende a lo contrario.”
Leopold llegó a esta conclusión mientras se desempeñaba como Supervisor Forestal del Bosque Nacional Carson en el norte de Nuevo México. Siguiendo las prácticas estándar de gestión de caza de principios del siglo XX, exterminó a los lobos para aumentar la población de ciervos para los cazadores. Sin depredadores, la población de ciervos se disparó- para luego colapsar debido al sobrepastoreo y la desertificación. Leopold se sorprendió al ver lo que había hecho. Cuando llegaron las tormentas eléctricas, observó cómo las capas superiores fértiles se arrastraban desde las montañas hacia los ríos, ya que no había plantas vivas para detener la erosión. Sabiendo que las estrategias de manejo que aprendió en Yale habían fallado, un Leopold arrepentido miró al lobo ahora con profundo respeto, apreciando su papel clave en el mantenimiento de la “comunidad biótica” por la que se le pagaba por cuidar. ¡El lobo, se dio cuenta, era un mejor administrador de vida salvaje que él! (Ensayo “Pensando como una montaña” de Aldo Leopold)
Este descubrimiento (hecho afuera, no adentro) lo llevó a cuestionar supuestos no probados sobre cómo la humanidad encaja en los diseños de la naturaleza. Utilizó lo que aprendió para ayudar a su cultura a descubrir y valorar la biodiversidad, y a la gran familia de vida en la tierra a la que pertenecemos.
Leopold distinguió entre dos formas en que los estadounidenses se relacionan con la naturaleza, una típica de la cultura pionera y otra emergente que se dedica a habitar la tierra de manera sostenible. “Vemos repetidas las mismas paradojas básicas: el hombre conquistador versus el hombre ciudadano biótico; la ciencia como el filo de la espada versus la ciencia como el reflector de su universo; la tierra como esclava y sirviente versus la tierra como organismo colectivo “.
Su ciudadano biótico es nuestro biocitizen, una persona que promulga la ética de la tierra en la vida cotidiana, que se comporta como un “miembro común y ciudadano” de una comunidad biótica que “incluye suelos, aguas, plantas, animales o colectivamente: la Tierra. “
Basándose en el legado de ideas e intenciones de Leopold, que a su vez están profundamente arraigadas en la filosofía occidental, Biocitizen ofrece a los estudiantes una introducción práctica a la “interpretación ecológica de la historia” en sitios donde pueden percibirse a sí mismos y a la tierra como un “organismo colectivo.”
Biocitizen, Inc., Concon, Chile
vaguirre@biocitizen.org
Los Arrayanes 1264
Concon, Region de Valparaiso
Chile